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Mainframes: la GE 225 y el nacimiento de BASIC

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Historia de la tecnología

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Command Line Heroes: Mainframes: la GE 225

About the episode

El auge de la industria de la computación empezó después de la Segunda Guerra Mundial. El director de General Electric no quería entrar a ese mercado, pero un pequeño equipo de empleados rebeldes rompió las reglas para incursionar en secreto. Y así diseñaron la GE 225. Fue un avance importantísimo en el campo de la ingeniería, que permitió que la computación pasara de ser un nicho de mercado, a convertirse en la corriente principal que abrió paso a la industria de la tecnología que conocemos hoy en día.

Antes de que las mainframes empezaran a desarrollarse con propósitos generales, las computadoras se utilizaban para una sola función. William Ocasio recuerda que las primeras computadoras especializadas de General Electric, las ERMA, permitieron que los bancos pudieran procesar miles de transacciones al día. John Joseph nos cuenta que algunos de los empleados importantes de GE engañaron al director de la empresa para poder crear un departamento de computación. Tomas Kellner explica que el trabajo que realizaron dio como resultado una máquina revolucionaria: la GE 225. Y Joy Lisi Rankin nos relata que los ingenieros de la Universidad de Dartmouth adaptaron la GE 225 para agregar la función del tiempo compartido, y la utilizaron para crear BASIC; ambos logros permitieron que la informática se volviera más accesible.

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Transcripción

Vamos a regresar el tiempo unas cuantas décadas. Vamos a remontarnos a finales de los años 40, principios de los 50. En ese entonces, solo había un nombre importante en el mundo de las computadoras: IBM. Le decían Blancanieves. Y las demás empresas de tecnología, que eran mucho más pequeñas, eran los siete enanitos. Uno de ellos era General Electric, que a veces fabricaba computadoras por encargo, pero nunca las producía para todo el mercado. Las computadoras de uso general eran territorio de IBM, que era el segundo mayor cliente de General Electric, después del gobierno de los Estados Unidos. IBM frecuentemente le compraba válvulas electrónicas, motores, transformadores e interruptores, y el presidente de General Electric, Ralph Cordiner, quería que todo se quedara como estaba. Sin embargo, de vez en cuando, algún jefe de departamento de General Electric redactaba un plan de negocios que se inclinaba tímidamente hacia el negocio informático, y cuando el documento llegaba a la oficina del presidente para su aprobación final, Cordiner lo rechazaba de inmediato con un "no" rotundo y sus iniciales "RJC" garabateadas en la primera página, nada más y nada menos que con un lápiz color naranja. De hecho, en los 13 años de Cordiner como presidente y director ejecutivo, General Electric no cambió ni un poco su postura. Las investigaciones mostraban que las computadoras eran el segmento de más rápido crecimiento de la industria electrónica, pero si los empleados presentaban algún proyecto de esa naturaleza, se exponían a la furia de Cordiner. Sin embargo, algunos empleados rebeldes vieron la oportunidad de diseñar una computadora mainframe y no lograban quitarse la idea de la cabeza. No se imaginaban que esa computadora salvaría a la industria bancaria, le abriría paso al sector del tiempo compartido en informática y daría lugar a un nuevo lenguaje de programación. La temporada pasada escuchamos cómo John Kemeny y Thomas Kurtz crearon BASIC en la Universidad de Dartmouth, y aprendimos que es un lenguaje interpretado, lo cual significa que exigía demasiados recursos para poder funcionar en las primeras computadoras. Es un ejemplo de una muy buena idea que tuvo que esperar que apareciera el hardware que pudiera ponerla en práctica. Y ese hardware fue la GE 225. En este episodio vamos a abordar la historia poco conocida de una mainframe que estuvo a punto de no ver la luz del día. Era del tamaño de una habitación, y fue el punto de partida de cosas maravillosas; inspiró a algunos visionarios y héroes de la línea de comandos como Steve Wozniak y Bill Gates para que iniciaran la revolución de las computadoras personales. Su desarrollo sigue siendo significativo hasta el día de hoy. Esto es Command Line Heroes en español, un podcast original de Red Hat. Cuarta temporada: El hardware. Al señor Adams le resulta muy útil su nueva cuenta corriente. En lugar de ir a cobrar el dinero directamente al Banco Nacional, la empresa lo hace a través de su propio banco. Al igual que muchos otros bancos, envía sus cheques al Banco de la Reserva Federal para cobrarlos. Y el Banco de la Reserva Federal tiene que procesar miles de cheques de cientos de bancos en un solo día. En 1947, todos los cheques tenían que pasar por un banco para poder depositarlos, así que un ejército de empleados bancarios trabajaba innumerables horas para lograr procesarlos. La economía de posguerra iba viento en popa, pero eso significaba que los bancos se ahogaban en un mar de papeles. Tenían que cerrar sus puertas al público a las dos de la tarde para tener tiempo de llenar los libros de contabilidad a mano, y aún así el trabajo se atrasaba. Se necesitaba con urgencia una computadora rápida y poderosa para poder seguirle el paso a los negocios. En Bank of America tenían millones de cheques que procesar al día. Vamos a escuchar a William Ocasio, profesor de la Escuela de Administración Kellogg de la Universidad Northwestern. ¿Podrían imaginarse la industria bancaria sin computadoras? Era un sector que generaba mucho papeleo, sobre todo en el caso de Bank of America, con todas las sucursales que tenía. Había un montón de información que necesitaban ver, comunicar y procesar rápidamente. Era fundamental para una empresa de ese tamaño. Y yo creo que se dieron cuenta de que las computadoras eran el futuro. En 1950, Bank of America contrató al Instituto de Investigación de Stanford para que buscara la forma de automatizar el procesamiento de los cheques. A los investigadores les llevó cinco años diseñar un prototipo, al que llamaron "Metodo de Investigación Electronico", más conocido por sus siglas en inglés: ERMA. Bank of America quería que treinta y dos máquinas ERMA estuvieran funcionando en 1961, pero tenían un problema: nadie sabía fabricarlas en masa. IBM se negó a participar en el proyecto, así que Bank of America no tenía a quién recurrir. Aquí es donde aparece General Electric en la historia. General Electric tenía algunas divisiones que fabricaban componentes para computadoras, pero no tenía una división de computadoras como tal. Sin embargo, había algunos empleados que estaban muy interesados en entrar a ese mercado. Ese es John Joseph, profesor adjunto de Estrategia de la Universidad de California Irvine. John nos cuenta cómo algunos empleados de GE vieron una oportunidad. Había un grupo de empleados en General Electric que pensaba que la empresa estaba perdiendo una gran oportunidad al no entrar al mercado de las computadoras. Veían el potencial, pero la dirección de la empresa no quería arriesgarse. A pesar de la resistencia de la dirección, este grupo de empleados rebeldes encontró una manera de involucrarse indirectamente en el negocio de las computadoras a través del contrato de ERMA. Bank of America necesitaba a alguien que pudiera fabricar las máquinas ERMA, y General Electric tenía la capacidad de manufactura. Era una oportunidad perfecta para entrar al mercado de computadoras por la puerta trasera. General Electric aceptó el contrato para fabricar las máquinas ERMA. Era su primera incursión significativa en el mundo de las computadoras, aunque técnicamente no eran computadoras de propósito general. Las máquinas ERMA fueron revolucionarias para la industria bancaria. Podían procesar cheques usando tinta magnética que contenía información codificada. Era una tecnología completamente nueva en ese momento. El éxito de ERMA le dio a General Electric la experiencia y confianza necesarias para considerar seriamente el negocio de las computadoras. Pero todavía tenían que convencer a Ralph Cordiner, quien seguía firmemente opuesto a la idea. Los empleados que querían entrar al negocio de computadoras tuvieron que ser muy creativos. Sabían que si le presentaban directamente un plan para competir con IBM, Cordiner lo rechazaría inmediatamente. Así que estos empleados rebeldes idearon una estrategia. En lugar de proponer una computadora de propósito general que compitiera directamente con IBM, propusieron una serie de máquinas especializadas para diferentes aplicaciones. Era una forma inteligente de eludir la resistencia de Cordiner. Técnicamente no estaban proponiendo entrar al negocio de computadoras generales, sino crear máquinas especializadas para necesidades específicas. Esta estrategia funcionó. Cordiner aprobó el desarrollo de lo que se convertiría en la serie GE-200, empezando con la GE-210 y culminando con la famosa GE-225. La GE-225 fue realmente una máquina revolucionaria. No solo era poderosa para su época, sino que también era más asequible que muchas de las alternativas de IBM. Tomas Kellner es director de comunicación empresarial de General Electric. Tomas nos explica por qué la GE-225 fue tan importante. Lo que hizo especial a la GE-225 fue su combinación de potencia y accesibilidad. Era lo suficientemente poderosa para manejar aplicaciones complejas, pero también lo suficientemente asequible para que organizaciones más pequeñas pudieran considerarla. La GE-225 utilizaba transistores en lugar de tubos de vacío, lo que la hacía más confiable y eficiente. También tenía un diseño modular que permitía a los clientes personalizar la configuración según sus necesidades. El diseño modular era innovador para su época. Los clientes podían empezar con una configuración básica y luego agregar más memoria o capacidades de procesamiento según crecieran sus necesidades. Pero la verdadera revolución llegaría cuando la Universidad de Dartmouth decidió usar la GE-225 para algo completamente diferente: crear un sistema de tiempo compartido y desarrollar el lenguaje de programación BASIC. Dartmouth vio el potencial de la GE-225 para algo que General Electric ni siquiera había imaginado. Querían democratizar el acceso a las computadoras. Joy Lisi Rankin es autora de "A People's History of Computing in the United States". Joy nos explica cómo Dartmouth revolucionó el uso de las computadoras. En los años 60, las computadoras eran máquinas enormes y caras que requerían operadores especializados. Si querías usar una computadora, tenías que escribir tu programa en tarjetas perforadas y luego esperar horas o incluso días para ver los resultados. John Kemeny y Thomas Kurtz, profesores de matemáticas en Dartmouth, pensaron que debía haber una manera mejor. Querían que sus estudiantes pudieran interactuar directamente con la computadora. Kemeny y Kurtz tenían una visión radical: querían que cualquier estudiante, sin importar su formación técnica, pudiera usar una computadora. Para lograr esto, necesitaban tanto un nuevo lenguaje de programación como una nueva forma de usar las computadoras. El lenguaje que crearon fue BASIC: Beginner's All-purpose Symbolic Instruction Code. Era mucho más simple que los lenguajes existentes como FORTRAN o COBOL. BASIC estaba diseñado para ser intuitivo. Los comandos eran palabras en inglés como PRINT, INPUT y LET. Un estudiante podía aprender a programar en BASIC en una tarde. Pero BASIC por sí solo no era suficiente. También necesitaban una forma de que múltiples estudiantes pudieran usar la computadora al mismo tiempo. Aquí es donde entra el concepto de tiempo compartido. El tiempo compartido era la idea de que una computadora podía dividir su tiempo entre múltiples usuarios, dando a cada uno la ilusión de tener la máquina completa para sí mismo. Era una idea revolucionaria. Para implementar el tiempo compartido, Dartmouth combinó la GE-225 con una DATANET-30, otra máquina de General Electric diseñada para comunicaciones. La DATANET-30 actuaba como controlador, administrando las conexiones de múltiples terminales a la GE-225. Era una solución elegante que permitía que hasta 20 estudiantes usaran la computadora simultáneamente. El sistema de Dartmouth fue un éxito inmediato. Por primera vez, los estudiantes podían sentarse en una terminal, escribir un programa en BASIC y ver los resultados inmediatamente. Era una experiencia completamente diferente. En lugar de esperar días para ver si tu programa funcionaba, podías probarlo, corregirlo y mejorarlo en tiempo real. Era como tener una conversación con la computadora. El impacto fue inmediato y duradero. Estudiantes de todo tipo de disciplinas comenzaron a usar computadoras por primera vez. No solo estudiantes de matemáticas o ingeniería, sino también de historia, literatura y ciencias sociales. Dartmouth demostró que las computadoras no tenían que ser exclusivas de los expertos técnicos. Cualquier persona inteligente podía aprender a usarlas para resolver problemas en su campo de estudio. General Electric, que inicialmente no había previsto el uso de tiempo compartido para la GE-225, rápidamente se dio cuenta del potencial comercial de esta aplicación. Cuando vimos lo que Dartmouth estaba haciendo con nuestras máquinas, nos dimos cuenta de que habíamos descubierto accidentalmente un mercado completamente nuevo. General Electric comenzó a comercializar agresivamente sus sistemas de tiempo compartido. Establecieron centros de cómputo en todo el mundo donde las empresas podían alquilar tiempo de computadora. El negocio de tiempo compartido de General Electric se volvió enormemente rentable. Para 1970, tenían más de 100,000 usuarios de tiempo compartido solo en Europa. Era un negocio global. Mientras tanto, BASIC comenzó a extenderse más allá de Dartmouth. Otras universidades adoptaron el lenguaje, y pronto se convirtió en el lenguaje estándar para la enseñanza de programación. BASIC democratizó la programación de una manera que nunca antes había sido posible. Por primera vez, programar no requería años de entrenamiento especializado. La influencia de BASIC se extendería mucho más allá del mundo académico. Cuando llegaron las computadoras personales en los años 70, BASIC se convirtió en el lenguaje que permitió a una nueva generación de programadores comenzar sus carreras. Es fascinante pensar que algo que comenzó como un proyecto para enseñar a estudiantes universitarios terminó siendo fundamental para el desarrollo de la industria de las computadoras personales. Steve Wozniak usó BASIC cuando diseñó la Apple I. Bill Gates y Paul Allen fundaron Microsoft vendiendo un intérprete de BASIC. El lenguaje que había nacido en la GE-225 se convirtió en la base de la revolución de las computadoras personales. La línea directa desde la GE-225 y BASIC hasta las computadoras personales es clara. Sin esa experiencia de Dartmouth, la democratización de la computación podría haber tomado mucho más tiempo. Pero regresemos a General Electric. A pesar del éxito de la GE-225 y el negocio de tiempo compartido, la empresa eventualmente se retiraría del mercado de mainframes. En 1970, General Electric vendió su división de computadoras a Honeywell. Era una decisión estratégica enfocarse en otras áreas de negocio donde teníamos ventajas competitivas más claras. Pero conservaron el negocio de tiempo compartido, que siguió siendo rentable durante muchos años. También mantuvieron las lecciones aprendidas sobre la importancia de la innovación y la toma de riesgos calculados. La historia de la GE-225 demuestra cómo los empleados visionarios pueden cambiar el curso de una empresa, incluso cuando enfrentan resistencia de la alta dirección. Es una lección que resonó a través de toda la industria tecnológica. A menudo, las innovaciones más importantes vienen de equipos pequeños que están dispuestos a desafiar el status quo. La transformación que trajeron las computadoras a la industria bancaria fue solo el comienzo. Una vez que las organizaciones vieron lo que era posible, comenzaron a buscar formas de aplicar la tecnología a otros problemas. La historia de la GE-225 también ilustra cómo el hardware y el software evolucionan juntos. Sin la potencia de la GE-225, BASIC y el tiempo compartido no habrían sido posibles. Pero sin BASIC y el tiempo compartido, la GE-225 habría sido solo otra mainframe más. Es un ejemplo perfecto de cómo la innovación en hardware puede habilitar revoluciones en software, y viceversa. La relación entre hardware y software siempre ha sido simbiótica. Desde la perspectiva actual, es fácil subestimar cuán radical era la idea de que estudiantes ordinarios pudieran programar computadoras. En los años 60, las computadoras eran vistas como herramientas para científicos e ingenieros altamente especializados. Dartmouth cambió esa percepción completamente. Demostraron que las computadoras podían ser herramientas de propósito general para cualquier persona educada, no solo para técnicos. Esta democratización de la computación sentó las bases para todo lo que vino después: computadoras personales, internet, dispositivos móviles, y la sociedad digital en la que vivimos hoy. Es increíble pensar que decisiones tomadas por un pequeño grupo de empleados rebeldes en General Electric en los años 50 y 60 ayudaron a dar forma al mundo moderno. La historia de la GE-225 también destaca la importancia de la colaboración entre la industria y la academia. Sin la asociación entre General Electric y Dartmouth, ni BASIC ni el tiempo compartido habrían desarrollado su potencial completo. Esa colaboración benefició a ambas partes. Dartmouth obtuvo acceso a hardware de vanguardia, y General Electric descubrió nuevos mercados que ni siquiera sabía que existían. Es un modelo que continúa siendo relevante hoy en día. Muchas de las innovaciones más importantes en tecnología siguen surgiendo de la colaboración entre empresas y universidades. La lección más amplia es sobre la importancia de mantener una mente abierta a posibilidades que inicialmente pueden parecer poco prácticas o poco rentables. Ralph Cordiner eventualmente reconoció el valor del negocio de computadoras, pero solo después de que el éxito fuera innegable. Si hubiera sido más abierto desde el principio, General Electric podría haber llegado a ser un competidor mucho más fuerte en el mercado de computadoras. Es una lección que llevamos con nosotros en General Electric hasta hoy. La innovación a menudo viene de lugares inesperados, y es importante crear espacio para que florezca. La influencia de la GE-225 se extendió mucho más allá de su vida útil como producto. Las ideas que hizo posibles - tiempo compartido, programación accesible, interacción en tiempo real con computadoras - se convirtieron en fundamentos de la era digital. Cuando usas tu smartphone o laptop hoy en día, estás experimentando una versión evolved de la visión que Kemeny y Kurtz tenían en Dartmouth: computación personal, accesible e interactiva. Es notable cómo una máquina del tamaño de una habitación que pesaba varias toneladas pudo sentar las bases para dispositivos que ahora llevamos en nuestro bolsillo. La progresión desde las mainframes hasta los dispositivos móviles ilustra no solo el avance tecnológico, sino también cambios fundamentales en cómo pensamos sobre el acceso a la información y la computación. El legado de la GE-225 también incluye lecciones importantes sobre gestión de la innovación. Las mejores ideas no siempre vienen de la alta dirección; a menudo emergen de empleados en niveles más bajos de la organización que ven oportunidades que otros pasan por alto. Los líderes inteligentes crean culturas donde esas ideas pueden ser escuchadas y desarrolladas, incluso cuando inicialmente parecen ir en contra de la estrategia establecida. También es interesante notar que algunos de los empleados más influyentes en la historia de la GE-225 permanecieron relativamente anónimos. Sus nombres no aparecen en los libros de historia, pero su trabajo cambió el mundo. Esa es una característica común en la historia de la tecnología. Muchas de las personas que hicieron posibles las innovaciones más importantes trabajaron tras bambalinas, sin buscar reconocimiento público. Es un recordatorio de que el progreso tecnológico es verdaderamente un esfuerzo colectivo, que depende de las contribuciones de muchas personas trabajando hacia objetivos comunes. La historia de la GE-225 y BASIC también demuestra cómo las tecnologías pueden evolucionar más allá de sus propósitos originales. BASIC comenzó como una herramienta de enseñanza, pero terminó siendo fundamental para la industria del software. Es un patrón que vemos repetidamente en la historia de la tecnología. Las innovaciones más duraderas a menudo son aquellas que resultan ser útiles de maneras que sus creadores nunca imaginaron. La transformación de la industria bancaria que comenzó con ERMA continuó evolucionando. Hoy en día, la banca digital es completamente dependiente de la tecnología que tiene sus raíces en esos primeros proyectos. Y el tiempo compartido, que comenzó como una forma de permitir que múltiples estudiantes universitarios usaran una computadora, evolucionó hacia la computación en la nube que usamos hoy en día. Las ideas fundamentales permanecen las mismas: compartir recursos computacionales costosos entre múltiples usuarios para hacer la computación más accesible y eficiente. Durante todo este tiempo, hay una historia personal que Tomas Kellner compartió conmigo que ilustra perfectamente cómo estas grandes innovaciones tecnológicas a menudo pasan desapercibidas para las personas más cercanas a ellas. Yo sabía que mi abuelo había trabajado en General Electric durante los años de la GE-225, así que le pregunté sobre eso. Pero cuando le mencioné las computadoras, puso una cara de confusión total. No tenía idea de lo que estaba hablando. Finalmente me di cuenta de que él trabajaba en una división completamente diferente y probablemente nunca había visto una computadora en su vida. Para él, GE era una empresa que hacía bombillas y electrodomésticos. La revolución de la computación estaba sucediendo a unas oficinas de distancia, pero en su mundo, no existía. Vamos a terminar con un clip de archivo que captura perfectamente la promesa y el optimismo de esa era. Así que esa fue la era de la electrónica para los bancos. Hoy en día, este sistema informático de tinta magnética hace posible el servicio bancario más rápido y eficiente del mundo. Con el tiempo, las aseguradoras, las tiendas departamentales y los servicios públicos empezaron a usar sistemas similares. De hecho, empezaron a utilizarse en cualquier parte en que el papeleo es problemático. Pero, ¿quién sabe? Tal vez, en el futuro se encuentre un método mejor para manejar el papeleo. De eso podemos estar seguros. Para 1962, la GE-225 estaba en plena producción. Después de su lanzamiento un año después, se convirtió rápidamente en un éxito de ventas para la compañía. No solo era rentable, sino que también le dio una gran reputación en el mundo empresarial. En los meses posteriores, Cordiner recibió mensajes de felicitación de todo el país, tanto que finalmente cambió de opinión sobre el negocio de las computadoras. Así que por fin reconoció formalmente al departamento de computación de General Electric. Pero volvamos a una cosa que Tomas mencionó en nuestra conversación, y que también mencionamos en el episodio de La revolución de C de la temporada pasada. En ese momento, General Electric no sabía que los programadores podían trabajar desde diferentes terminales al mismo tiempo (o sea, compartir el tiempo en la computadora). Solo se dieron cuenta cuando la Universidad de Dartmouth usó la GE-225 para desarrollar una herramienta que permitiera lograrlo. Cuando la Universidad de Dartmouth usó la GE-225 para desarrollar una herramienta que permitiera que los programadores trabajaran desde diferentes terminales al mismo tiempo (dicho de otro modo, compartir el tiempo en la computadora), General Electric no se había dado cuenta de que eso era posible. Dartmouth diseñó su sistema de tiempo compartido utilizando la GE-225 y una DATANET 30 de General Electric, pero General Electric nunca había pensado en esas máquinas para el tiempo compartido. Estamos escuchando a Joy Lisi Rankin, historiadora que se dedica a los temas de tecnología. La clave del tiempo compartido era que la computadora debía poder detener su propio reloj. A eso se refiere el tiempo compartido; no a que las personas compartan tiempo en la computadora, sino a que la computadora comparte su propio tiempo para procesar varias solicitudes informáticas, y el cuerpo docente y los estudiantes de la Universidad de Dartmouth tuvieron la idea de usar la DATANET 30, que era una computadora de comunicación de General Electric, para que administrara el reloj y el tiempo junto con la 225. Como las mainframes eran tan caras en la década de 1960, la forma más eficiente de usarlas era ejecutar programas por lotes. Alguien escribía un programa, hacía perforar las tarjetas para ejecutarlo y luego se las entregaba al operador. Y después tenía que esperar a que se agrupara con otros programas. A veces había que esperar horas, incluso días. La relación entre el tiempo compartido, BASIC, Dartmouth y las computadoras GE es fundamental para que se pusiera en marcha lo que yo llamo una era de computación personal antes de las computadoras sociales y las redes sociales, mucho antes de Facebook. General Electric fácilmente logró usar lo que aprendió de este sistema de tiempo compartido que diseñó Dartmouth, y lo adaptó a su propio negocio para construir rápidamente una industria de servicios de tiempo compartido mundial. Creo que en algún momento de 1970 tenía 100 mil usuarios de tiempo compartido solo en Europa. Así que este fue un negocio sustancial para ellos durante toda la década de los 70 y comienzos de los 80. A pesar del éxito de la GE-225 y de la línea de las doscientos que vino después, General Electric vendió su departamento de mainframes a Honeywell en 1970. Pero sí decidieron conservar su negocio de tiempo compartido, que siguió siendo rentable durante muchos años. Ralph Cordiner finalmente lo entendió, pero tal como vimos en el episodio anterior con la creación de la minicomputadora en Data General, a menudo se necesita un equipo de rebeldes tenaces y soñadores, y algunos ejecutivos con amplitud de criterio para diseñar la computadora del mañana. Porque, a veces, el orden establecido de las cosas no se imagina el mundo posible. Abrir el proceso de toma de decisiones para dar participación a otras partes puede tener resultados sorprendentes y maravillosos. En nuestro próximo episodio, empezaremos donde se quedó la GE-225 para hablar de cómo inspiró a toda una nueva generación de programadores, para iniciar la revolución de la computación personal, que a su vez nos inspira en la actualidad. Command Line Heroes en español es un podcast original de Red Hat. Si quieres leer excelentes documentos de investigación sobre el equipo que diseñó la GE-225, visita redhat.com/commandlineheroes Hasta la próxima, sigan programando.

Sobre el podcast

Command Line Heroes

During its run from 2018 to 2022, Command Line Heroes shared the epic true stories of developers, programmers, hackers, geeks, and open source rebels, and how they revolutionized the technology landscape. Relive our journey through tech history, and use #CommandLinePod to share your favorite episodes.